La bicicleta es el camino

fuente: as.com

La ONG Bicicletas sin Fronteras (BSF), un proyecto pionero que es clave para la educación en Senegal. AS conoce la iniciativa desde dentro.

Abdou, Abdou, a l’ecole (a la escuela)”. Son las 6:45 en un pequeño poblado de una zona rural de Senegal. Abdou, que usa gafas por unos pequeños problemas de visión, es despertado por su familia. Tiene un largo camino hasta el colegio a pie. Se viste, un poco de crema protectora y, casi de noche, inicia su camino tras quedar a las 7 con otros compañeros. A las 8 empieza la clase. Antes, tiene una tirada de kilómetros andando. Bueno, tenía. Ahora, hace ese trayecto de manera más rápida y eficiente: en bicicleta.

En los últimos años, Bicicletas sin Fronteras (BSF), una ONG que desde 2015 está en Senegal (sus inicios globales fueron en 2013), cambió el rumbo y la educación de cientos de niños en el país africano. De este modo, una gran parte de los alumnos tendría una bicicleta (conocida como baobike) para poder ir a la escuela, lo que reduce el tiempo, el cansancio y aumenta, como demuestran las notas, el rendimiento en las aulas. Hay alumnos que cada mañana tienen que hacer 10 kilómetros, y otros 10 por la tarde, para ir y venir del colegio. Con una bicicleta para ello, todo cambió.

Los alumnos posan con sus bicicletas delante del Lycée de Samba Dia antes de entrar a clase

“Es una herramienta que facilita el aprendizaje y reduce el absentismo escolar. Actualmente hay alrededor de 1.500 bicicletas en circulación en nueve colegios distintos de esta zona senegalesa. A cada alumno le cuesta 6.000 cefas para todo el curso (unos 9 euros) mientras que los transportes privados, como autobús, son 15.000… al mes (23 euros). Es un país que invierte y cree en la educación, pero no tiene solucionada la movilidad para llevarlo a cabo”, explica Romà Boulé, un catalán fundador de la ONG y gran impulsor de este proyecto pionero.

“Abdou es un gran estudiante, en un futuro quiere seguir su vida y trabajar en Senegal”, explica Ismaïla Cisse, su tío. Palmarin (donde está el principal almacén de las bicicletas), Samba Dia… son zonas que tienen el mar a escasos metros, y por eso Cisse destaca que su sobrino quiere trabajar en el país, porque hay algunos que no piensan igual.

La salida de pateras nocturnas es frecuente y muchos son los pequeños que se juegan la vida. También el uso de la bicicleta, para seguir con la escolarización, ayuda a reducir estos hechos. “Tengo alumnos que se han marchado en patera. Incluso en algunos casos era por petición de sus padres. Con varios mantengo el contacto. Otros murieron. De los que llegaron, algunos no me mandan fotos de las condiciones en las que viven por vergüenza. Estamos en Senegal, un país muy difícil por las condiciones de vida, pero es bueno que estéis aquí (AS) para que la gente pueda ver la realidad. Estoy seguro de que la educación es la parte fundamental para un futuro mejor y las bicicletas han influido positivamente en ello”, cuenta Ngourane Guisse, profesor de español, una de las asignaturas optativas más solicitadas por los pequeños alumnos senegaleses.
“Además, las mentalidades van cambiando y el número de chicas en las escuelas es cada vez mayor”, apunta Guisse sobre la igualdad entre hombres y mujeres a niveles educativos. Con el proyecto asentado en Senegal, reconocido por la población y hasta con conocimiento del Gobierno, que llegaron a informarse por esta iniciativa, Romà y sus compañeros tienen personas locales clave para el funcionamiento de la ONG como Anne Marie y Diop Tamsir, dos figuras fundamentales.

En el caso de la primera, vivió todo el proceso de Bicicletas Sin Fronteras de cerca. Primero, haciendo uso de ella para poder ir al colegio, cuando antes tenía que levantarse a las 5 de la mañana para andar dos horas hasta las aulas. Tras un pequeño parón, ya que fue madre con 16 años, retomó los estudios. “Adoro este proyecto”, cuenta la senegalesa, que en 2015 estuvo en esa primera entrega de bicicletas, cuando el rumbo que tomaría la ONG y la iniciativa era todo un misterio.

Ahora, viéndolo con perspectiva, el resultado es genial. Años atrás, Anna Marie hizo diversas encuestas en la zona sobre Bicicletas Sin Fronteras, ya que comprobó que la gente conocía el proyecto, pero no muchos de los detalles, su funcionamiento… Tras acabar su etapa universitaria, volvió a ser parte de BSF: “Estoy muy feliz y me gustaría hacer que los otros alumnos sigan este rumbo, porque no tengo dudas de que la bicicleta es el camino”.

Un alumno deposita su bicicleta en los aparcamientos que tienen en cada colegio mientras están en las aulas

Tamsir, que observa el gran número de bicicletas amarillas a su alrededor, hace balance de lo vivido hasta el momento y de lo que está por venir: “Cuando arrancó el proyecto años atrás, algunos no creían en que fueran a salir adelante. Yo sí. Y lo estamos viviendo: el absentismo se reduce, los alumnos no llegan tarde, lo hacen más descansados. Antes aquí había unas cinco bicicletas, ahora hay cientos. Juntos, con Romà e Inés (otra de las personas importantes) hemos superado todas las dificultades con trabajo. El desarrollo de la educación en África es primordial. Los alumnos se dieron cuenta hace tiempo que la bicicleta les cambia la vida”.

Las baobikes, al ser todas iguales, tienen una fácil reposición de los componentes que puedan estar dañados, y es que cada colegio cuenta con un pequeño taller para estas averías. Alima Cissé, directora del colegio de Samba Dia, se levanta en su despacho, abre el armario y saca las notas de los alumnos que usan bicicleta para ir al colegio. La mejora en los últimos años es espectacular y se muestra orgullosa. “No os podéis imaginar el bien que nos hace la bicicleta. No es un juego, es una herramienta fundamental”. En las zonas rurales del país, la tasa de alfabetización es menor… pero cada año ese porcentaje está creciendo.

Con un curso que dura desde octubre hasta junio o julio, con días de más 40 grados al sol, con las ganas de aprender… BSF está dando un paso de gigante a través de las dos ruedas en Senegal. “Si te fijas, en la bicicleta siempre hay buen rollo. Sirve para todo. ¿O ves a gente enfadada sobre ella? Y esto no acaba aquí. Queremos estar en más sitios, regalar nuestro conocimiento, la metodología... todo lo que mejore las condiciones de los estudiantes”, concluye Romà. Una bicicleta que cambia una vida. (Colabora con el programa Bicicletas para la Educación de Bicicletas Sin Fronteras. Envía BIZUM al 07607. Más información en www.bicicletassinfronteras.org).

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