Oportunidades para los sistemas de bicicletas compartidas en Santiago

fuente: elquintopoder.cl

La llegada de un nuevo servicio de bicicletas compartidas y los cambios que tendrá la gobernanza urbana en el país generarán oportunidades para mejorar los sistemas de bicicletas públicas, particularmente en la ciudad de Santiago, donde ya están implementados. El desafío es priorizar la cobertura, integración y equidad de estos servicios.

Recientemente, se ha anunciado que Mobike, un sistema de bicicletas compartidas que no requiere estaciones, llegará a Santiago. El Alcalde de Las Condes confirmó que el servicio llegará a esa comuna, además de La Reina.

Mobike se sumará a los sistemas de bicicletas públicas existentes en la ciudad, siendo el más importante Bikesantiago, presente en 14 comunas y que últimamente ha enfrentado algunos problemas por realizar cobros indebidos a sus clientes.

Por otra parte, durante este mes se han publicado dos leyes que cambiarán significantemente la gobernanza urbana en Chile. La ley N° 21.073, que establece la elección de gobernadores regionales, y la ley N° 21.074, que, entre otras cosas, transfiere de competencias a los gobiernos regionales, estipula la posibilidad de constituir y administrar áreas metropolitanas y dispone la facultad de los gobiernos regionales de elaborar Planes Regionales de Ordenamiento Territorial.

Con estos cambios, los gobiernos regionales contarán con una institucionalidad fortalecida y mejores herramientas para coordinar a distintos municipios para llevar a cabo iniciativas a escala de ciudad, algo que hizo mucha falta al implementar Bikesantiago.

Hasta hoy, en Las Condes funciona un sistema distinto al resto de las comunas de Santiago que cuentan con bicicletas públicas. A pesar de que se realizaron algunos esfuerzos, Bici Las Condes y Bikesantiago no se han integrado. Por otra parte, Bikesantiago solo cubre 14 comunas, un número significativo, pero que está lejos de servir a la mayoría de los santiaguinos.

Las dificultades de coordinación entre municipios por no contar con una institucionalidad adecuada para gobernar las áreas metropolitanas no partieron con los sistemas de bicicletas públicas y se han reflejado antes en asuntos relacionados con la movilidad, como en el trazado de ciclovías y su continuidad entre una comuna y otra.

Otra novedad que puede facilitar la integración y cobertura de los servicios de bicicletas compartidas es la prescindencia de estaciones fijas. La posibilidad de buscar y desbloquear la bicicleta más cercana con una aplicación móvil resuelve el problema de las estaciones vacías o el tener que dejar y a buscar una bicicleta a un punto fijo, alargando el viaje. Al no requerir estaciones, son sistemas menos costosos de implementar.

A nivel mundial, los sistemas sin estaciones no han estado exentos de críticas, la principal tiene que ver con la acumulación de bicicletas estacionadas en aceras o calzadas, lo que dificulta el paso de peatones u otros vehículos. Además se ha advertido sobre la rápida proliferación de empresas que entregan el servicio, creando una burbuja económica y exceso de bicicletas en algunas ciudades. Asimismo, algunas han tenido problemas con municipios por comenzar a operar en distintas ciudades sin autorización.

Con todo, esta innovación ofrece ventajas en implementación y acceso al servicio que mejoran la movilidad urbana. Además de cuidar que no se repitan los problemas antes mencionados, las autoridades deberán velar por que la mayor cantidad posible de santiaguinos se beneficie del sistema.

La cobertura no pasa solo por contar con el servicio, sino también con una infraestructura adecuada para fomentar el uso de la bicicleta como medio de transporte y las comunas que normalmente cuentan con esa infraestructura son las de mayores recursos. Los sistemas de bicicletas públicas tienden a ser usados en mayor medida por personas ricas, como se refleja al analizar cuáles son las comunas que cuentan con Bikesantiago o contarán con Mobike.
Una preocupación deberá ser entonces buscar fórmulas para que más barrios puedan acceder al servicio.

Por otra parte, es necesario tomar medidas para que más personas opten por la bicicleta. En las ciudades latinoamericanas, las mujeres usan la bicicleta mucho menos que los hombres. Esto se debe a diversas razones que incluyen acoso callejero, percepción del riesgo o patrones de viaje más complejos. Promover la convivencia vial o poner a disposición de los usuarios distintos tipos de bicicleta (de carga, por ejemplo), ayudará a que más personas la consideren como alternativa.

Por último, está el desafío de implementar sistemas de bicicletas compartidas en más ciudades, especialmente teniendo en consideración que las distancias a recorrer en urbes de menor tamaño hacen más viable optar por la bicicleta. Esto debiera hacerse pensando en las bicicletas compartidas como parte del sistema de transporte público, contemplando la integración con otros modos de transporte.

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